En torno al trabajo, el MEMCH abordó la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, la protección a la maternidad y también la regulación del trabajo de la empleada doméstica. Desde sus primeros años el MEMCH tenía entre sus filas a trabajadoras de casa particular y denunció las condiciones laborales en las que estas se encontraban, por ejemplo, dentro de la correspondencia entre el Comité Ejecutivo y un Comité local de San Antonio denuncian las graves vejaciones hacia una empleada particular por ser golpeada y encarcelada por su “patrona” por llegar tarde a su trabajo, pidiendo ayuda a Elena Caffarena (San Antonio, marzo de 1939).

Uno de los logros del MEMCH fue el reconocimiento en la ley N°6020 de mejoramiento de sueldos para empleadas de casa particular que implicaba alcanzar un sueldo mínimo igual al hombre, pero además también sabían que debían trabajar para “conseguir que las conquistas no se burlen”, es decir, cumplir un rol de fiscalizadoras de lo conseguido.

Eulogia Roman, obrera y militante del Partido Comunista publicó en el periódico de La Mujer Nueva:

 

Entre las mujeres que trabajan, existe un sector cuya explotación y condiciones de trabajo son increíbles: la empleada doméstica. Debe trabajar desde las 6 o 7 de la mañana hasta altas horas de la noche, sin ningún descanso. Para ella no se han fijado horarios, ni se han determinado tareas, generalmente tiene que desempeñar todos los trabajos en la casa de los patrones: cocina, aseo de salas, dormitorios, comedor, atención de los niños, el teléfono, etc. … realizar el papel de enfermera o niñera, sin que pueda reclamar descanso. Ella está ahí, para “todo servicio” por un sueldo que no puede representar jamás el valor de su trabajo. (…) El MEMCH se empeñará en esta campaña e invita a todas las empleadas domésticas a que ingresen a sus filas a fin de organizarlas en un robusto block de acción (Eulogia Román, En La Mujer Nueva, Año I, N°2, 1935).

 

El trabajo en casas particulares ha pasado por varios cambios y legislaciones, sin embargo, aún hoy vemos cómo en plena pandemia las trabajadoras de casa particular están demandando pisos mínimos: incorporación al fondo solidario de cesantía, acceso garantizado al ingreso familiar de emergencia, cumplimiento del Convenio 169 y políticas reales de salud laboral (pueden seguir sus demandas en las redes sociales de Fesintracap, Anecap Chile, SINTRACAP Sindicato Trabajadoras Casa Particular).

 

Imagen: Vila, Waldo. (2014). La urbanización obrera en Santiago sur, 1905 – 1925. De arrabal decimonónico a periferia proletaria. Tesis para optar al grado académico de Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos. Santiago: Pontificia Universidad Católica de Chile.